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16 jun 2010

Niños en el mundo del bochorno y la agresión madura


Golpes y acciones criminales son las que viven a diario nuestros niños, producidas por los protectores y maestros de la esperanza educacional. Son fielmente acompañados por los jóvenes populares y llenos de sangre en sus puños. El estrés estudiantil no es la última barrera en la educación primaria.

Recuerdo los dichos y diretes promulgados en mi infancia, sobre la violencia a la que eran sometidos mis padres por sus educadores. Católicos con barras de hierro y obsesiones del poder ligado a la dominación de creencias e intelectos. Entre esas historias surge una de mi padre, en la que uno de los sacerdotes que le hacía clases de religión lo golpeaba en la cabeza con una campanilla de metal, o para variar, le tiraba fuertemente las patillas. Por su parte, mi madre, contaba que no la dejaban leer literatura con frases que fueran contrarias al catolicismo, instaurando en ella una obligación en la creencia que perdura hasta la fecha. Las libertades de creencias y digestión literaria, parece que eran remplazadas por la obsesiva necesidad de escuchar lo que se quiere y esgrimir en la mirada de los niños un sentimiento personal.

Hoy por la noche, hace algunas horas, vi unos videos en los que muestran a estudiantes que no superaban los 14 años de edad, siendo agredidos tanto en Chile cómo en el resto del mundo. Pareciera que hayan vuelto las temporadas de agresiones promovidas por mayores con educación docente muy poco decentes. Si no son los matones de sus compañeros, son los forzudos profesores entre 30 a 40 años de experiencia, que han dejado los cuadernos y los libros para usar los puños y las patadas abdominales. La semana pasada fue mostrado en televisión una pelea con cuchillos entre dos alumnos, finalizando la riña con un alumno ensangrentado que le lanzaba una roca maciza en el rostro al agresor.

Los niños sufren de un estrés promulgado por sus padres, profesores y la interioridad de un mundo nuevo con diversas responsabilidades y rivalidades, producidas por los niveles exhibidos de manera diaria. Yo recuerdo esos años en los que fui sometido a graves déjamenes, que para cualquier adulto con razonamiento, serían vergonzosos y materia de ser juzgada por la legalidad de cualquier país. Pero obviamente que hay sucesos que son mostrados en el día de hoy, a través de la tecnología, que hacen ponernos los pelos de punta y nos llevan a pensar en los colegios cómo los nuevos segmentos del club de la pelea y la desazón en la educación. Los encargados de reforzar intelectualmente el mundo de los sueños legitimos, han transformado la vida adolescente en un fatidico ring de pelea.

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