música

16 jun 2010

Con el miedo de mi locura


Las ideas básicas que nadie fijo y que afloran ligeramente en mí, son las de mantenerme despierto la mayor cantidad de horas durante la noche, por una razón que desconozco. No es algo que yo quiera realmente, es algo que sin intención sucede cada día.

Comienza a bajar la neblina nocturna, mientras mis difuntos familiares inician el rito del sueño, acompañados de esos gritos de ultratumba tan de mierda, los que atraviesan mis dos oídos. Mientras mi hermano duerme en la cama de al lado, intento que por ningún motivo despierte de su sueño tan ligero, cosa que si sucediera sería materializado, de su parte, con un rostro de severo enfado y una experiencia cercana a una posesión diabólica. De pronto logro llegar a la pieza del computador, las horas pasan y la hipnosis a la que estoy siendo sometido por la pantalla con teclas, avanza a cada segundo con más fuerza.

De pronto baja una brisa que a cada instante se hace más helada, junto a esos cánticos ambientales, similares a los producidos en las películas más tétricas de terror. La única luz que mantengo encendida es la de la pantalla del computador, la que no es muy dotada por su dimensión iluminativa. Sigo escuchando los diversos gritos que pareciera nadie escuchar en casa, por el sueño infernal de todos msi familiares. Pareciera que mi mente creara otras voces, o quizás es la que a creado todas, junto a las imágenes perturbadas en las que se fijan mis miradas.

En esos instantes, en medio de la locura que reina mi mente, me pregunto sobre la posibilidad de ver hacía atrás, justo en la puerta de entrada. ¿Sería bueno salir prontamente de la fría habitación o eso conllevaría a circunstancias que ni siquiera mi mente podría vislumbrar? Sólo quiero correr y ocultarme en mi catre, con las sabanas ahogándome hasta el cuello.

Finalmente logro llegar a la pieza contigua y encender la luz del baño, situación que me da mayor luminosidad permitiéndome apagar la luz del monitor. Cierro la puerta del baño y parece comenzar el segundo estado de miedo esquizofrénico. Comienzo a meditar sobre las primeras cosas que nublen mi mente, sin percatarme que ya han transcurrido largos minutos y que el temor se mudo a la instancia de salir del baño en el que me he encerrado por mis temores internos. Salir del baño me llevaría a encontrarme con un hombre corpulento, su sonrisa de psicópata y un hacha ensangrentada en ambas manos.

Luego de creer posible esa realidad, durante largos minutos, abro la puerta y apago la luz, corro furiosamente para esconderme al interior de mi cama, sin acabarse en ese instante el sufrimiento al que me he sometido reiteradas veces.

Con las frazadas de mi cama, oculto instantáneamente todo reflejo posible de mi cuerpo, por la posibilidad de que haya alguien a mis espaldas observándome, esperando cualquier indicio de reflejo para acabar de una vez por todas con mi humilde humanidad. Luego de cubrir todo mi cuerpo, dejando sólo mis ojos y fosas nasales al descubierto, comienzo a tiritar completamente y a sentir como aumenta el sudor grasoso de todos los rincones de mi entidad. La posición más segura para dormir, pareciera ser al mismo tiempo la más apta para un siervo y su maquina decapitadora. Mientras tanto, el aire parece no llegar a mis pulmones, como yo lo quisiera, y pareciera que no hay otra solución que ahogarme entre las sabanas, porque si vuelvo a ir a la pieza del computador o al baño, iniciarían nuevamente todas mis penurias.

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